martes, 14 de agosto de 2012

No era nada espectacular. Una chica como otra cualquiera, de esas que se miran al espejo y no se gustan en absoluto. De esas que comen chocolate para sentirse mejor. De las que necesitan abrazos constantes en los días malos. Era una chica distinta o, al menos, eso pensaba ella. No sabía si sus rarezas eran para bien o para mal pero no quería dejarlas atrás. Las encontraba encantadoras en pequeños instantes y no le gustaba compartirlas. Quizás era una forma de sentirse especial pero le daba igual. Le gustaba llorar a escondidas con la música a todo volumen. Quería escribir y no dedicarse a nada más. También quería cambiar el mundo  pero sin cambiar por ello.
Hoy, se miró al espejo deteniéndose en su pelo pelirrojo. No pudo evitar sonreír y, es que, había días en los que se gustaba, aunque sólo fuera un poquito.

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Fuera del olvido...